Todo cobró sentido cuando levantaron la tapa del ataúd por última vez, y mi madre dejó caer el anillo que me regalaron cuando nací... Me resultaba una situación tan inquietante que decidí asomarme y para mi sorpresa, me vi a mi miso. De este modo, he comenzado una nueva vida, pero no desde niño, sino desde mi muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario