Durante todo este tiempo cada vez he ido durmiendo menos. Mi madre me dice todos los días "Venga, ¡vete ya a la cama!" a altas horas de la noche, pero no quiero porque me paso horas muertas mirando el techo, leyendo... ¡y no me duermo!. Cuando me miro en el espejo me asusto de mi mismo: tengo la cara cada vez más blanca, unas ojeras que se van haciendo más grandes y empiezan a tomar un color morado... es todo muy extraño.
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